Aquí estoy, sentado en un café.
Un lugar al que suelo venir cuando necesito salirme del molde, salirme de lo que veo todos los días. No es por el café. Es por el acto. Por lo simbólico. Porque sentarme acá me recuerda que no todo es producir. Que no todo es planear. Que no todo es ejecutar.
Este espacio es para conectar.
Conectar conmigo.
Conectar con el presente.
Conectar con lo que muchas veces dejamos olvidado: la creatividad.
Y por eso te lo quiero decir así, de frente:
si no te das tiempo para crear, estás repitiendo la misma vida en loop.
Y eventualmente te vas a quemar.
Burnout. Agotamiento. Ganas de mandar todo a la mierda y desaparecer.
No porque no tengas capacidad.
Sino porque no te estás dando el espacio para volver a ti.
El mito de la ejecución infinita
Nos han vendido el cuento de que hay que darle sin parar. Que hay que estar en fuego 24/7. Que las pausas son para los débiles. Pero te tengo una verdad que no te va a gustar:
Ese fuego sin control te va a consumir.
Ahora, si ya tienes una visión clara, si estás obsesionado con algo que sabes que construye tu camino, dale con todo.
Pero si no tienes esa visión definida, si estás actuando desde la ansiedad, desde la comparación, desde el ego…
esa “obsesión” te está alejando de ti, no acercando.
Por eso hoy te quiero hablar de los bloques creativos.
De esos espacios que tenés que empezar a proteger con tu vida si querés construir algo diferente.
La pausa es parte del avance
¿Tú qué crees? ¿Que se puede llevar un carro de 0 a 100 solo en primera velocidad?
Imposible.
Necesitas soltar el acelerador. Pasar por el punto neutro. Subir a segunda. A tercera. A cuarta.
Y ese punto neutro es la pausa creativa.
Ahí es donde nace lo que todavía no has visto.
Las grandes ideas no llegan cuando estás corriendo detrás de pendientes.
Llegan cuando caminas lento, cuando observas, cuando respiras.
Saca un rato para ti:
• Un día a la semana.
• Una hora al día.
• Tres días al mes.
Y no hagas nada. Sí, nada.
No trabajes. No pienses en cómo monetizar. No ejecutes.
Solo observa.
Contempla.
Escucha tu entorno.
Mira las hojas moverse. El sonido del café. El roce de tu ropa en la piel. Tu respiración.
Todo.
Ahí entra lo que nadie te dice:
la contemplación es la raíz de la creatividad.
¿Y qué pasa cuando contemplas?
Que tu mente, que normalmente es una licuadora a mil revoluciones, empieza a bajar la velocidad.
Empiezas a ver los pensamientos moverse más lento.
Y lo más importante: empiezas a notar que entre pensamiento y pensamiento hay un espacio.
Ese espacio no es vacío.
Es portal.
Es conexión directa con la fuente.
Con Dios. Con tu espíritu. Con tu intuición. Llámalo como quieras.
Ahí estás tú sin filtros. Sin juicio. Sin presión.
Y desde ahí, puedes crear.
Con curiosidad.
Con presencia.
Con sentido.
¿Hace cuánto no vives con curiosidad?
Cuando éramos niños, todo lo convertíamos en juego.
Una caja era una nave. Un palo era una espada.
Y el comedor era un tanque de guerra.
¿Dónde quedó eso?
La creatividad fluía sin miedo, sin plan de negocio, sin likes.
Hoy necesitas volver a vivir desde la curiosidad.
Sin saber para qué.
Sin buscar resultados inmediatos.
Sin esperar aplausos.
Solo curiosear. Explorar. Jugar.
Y desde ahí… empezar a atar puntos.
Lo que hoy es un hobby, mañana puede ser un evento.
Lo que hoy es una caminata, mañana puede ser un insight para tu próximo lanzamiento.
Lo que hoy es un café contigo mismo, mañana puede ser el nacimiento de tu siguiente versión.
Métodos para ampliar tu canal creativo (sí, se entrena)
No es solo “me voy a inspirar y ya”.
La creatividad es un canal. Y ese canal se amplifica.
¿Cómo? Con energía. Y la energía no se improvisa.
Si solo estás sobreviviendo con comida chatarra, café y cinco horas de sueño, no vas a sostener ninguna idea por más brutal que sea.
Tienes que crear más energía de la que gastas.
Eso se llama tener un estilo de vida creativo:
• Comer bien
• Dormir profundo
• Respirar consciente
• Moverte todos los días
• Regular emociones
• Vaciar tu mente del ruido innecesario
Ahí es donde el canal se ensancha.
Y entonces las ideas ya no llegan como rayos esporádicos…
Llegan como un río que no para.
Y lo mejor: puedes sostenerlas.
Creatividad no es tener ideas. Es aterrizarlas.
Muchos se quedan solo soñando. “Tengo una idea buenísima”.
Pero si no la bajas, si no la ejecutas con método, disciplina, visión… no sirve.
Por eso es tan importante que tu canal esté alineado con tu visión externa y tu pasión interna.
La visión es tu estrella norte. Te guía, te marca el norte.
Pero la pasión… la pasión viene de las tripas.
Del corazón.
De las entrañas.
De ese fuego que no puedes ignorar.
Y ahí sí, cuando combinas las dos cosas, eres imparable.
Eres el arquitecto de tu mente
Y si tú no la diseñas… otro la va a diseñar por ti.
Tu contexto.
Tus miedos.
Tu pasado.
La opinión de los demás.
Pero si tú tomas el control, si tú activas ese canal creativo, si tú alineas visión con pasión…
creas realidades.
No teorías.
No sueños.
Realidades.
Más rápido, más grandes, más alineadas.
Y de eso se trata Descentralizadamente.
De que aprendas a liderarte.
De que recuerdes que puedes construir una vida con significado.
De que salgas del estancamiento.
De que seas el puto arquitecto de tu mente.
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Nos vemos en el camino,