El progreso es imposible sin el cambio, y aquellos que no pueden cambiar de opinión no pueden cambiar nada.
Mucho hemos hablado de las habilidades y los retos que debemos enfrentar a la hora de avanzar, y como en medio de estas dos podemos navegar un estado de plenitud, de flujo.
Teniendo en cuenta que este proceso es fundamental a la hora de vivir experiencias placenteras a lo largo de nuestra existencia, vamos a desglosar y profundizar un poco más lo que implica vivir en estos estados con humildad y confianza.
Es probable que nunca hayas escuchado este nombre, y quizás no tengas idea la influencia que ha tenido en tu vida hasta el día de hoy.
La tecnología que hoy usamos diariamente surgió como resultado de su gran trabajo. En el colegio inventó un dispositivo que sonaba cada que lo oprimían para darle la palabra a las personas que tuvieran la respuesta correcta, inventó el zumbador que conocemos en los concursos de preguntas y respuestas de televisión cuando los participantes lo oprimen.
Cuando habían problemas con los televisores el con apenas 12 años era a quien llamaban.
Pero esto era solo la punta del iceberg de su vida, como muchos grandes genios, Mike Lazaridis dejó la universidad y no la terminó para involucrarse de lleno en un proyecto que era revolucionario para su época, un lector de códigos de barra sobre películas de vídeo. Fue tal el éxito que revolucionó la historia del cine al punto de ganarse un Emmy y un Oscar como reconocimiento a la innovación científica y tecnológica de la industria.
Acá lazardis ya estaba labrando un futuro prometedor, después de haber patentado este dispositivo, y haber tenido tan grandes reconocimientos ante la sociedad, lo que hasta el momento había construido eran solo migajas para lo que se venía.
La carta mayor, el caballo ganador de Mike que lo catapultaría a la historia y se volvería objeto de culto entre las más grandes personalidades del mundo, entre ellas, Barack Obama, Cristina Aguilera, Bill Gates, “literalmente ha cambiado mi vida, no puedo vivir sin él” dijo Oprah Winfrey.
Mike concibió la idea para Blackberry cuando imaginó un dispositivo que pudiera enviar y recibir correos electrónicos.
En el 2009 BlackBerry dominaba más de la mitad del mercado de los teléfonos inteligentes en Estados Unidos. Para el 2014 esta cifra se había hundido a menos del 1%.
Que pasó?
Cuando una empresa sufre una caída de este tipo, por lo general tendemos a humanizarla, “BlackBerry no fue capaz de adaptarse” sin embargo las empresas no se adaptan a los entornos cambiantes, lo hacen las personas con las decisiones que toman a diario y los desafíos que deben enfrentar.
Como fundador, presidente consejero delegado adjunto, Mike era responsable de todas las decisiones técnicas y operativas sobré BlackBerry.
Aunque las ideas fueran las chispas que dieron vida a su buque insignia y fueron las que dio marcha atrás la revolución de los teléfonos inteligentes, su dificultad para reconsiderar la situación acabó absorbiendo todo el oxígeno de su empresa hasta llegar a la practica extinción de su invento.
Donde se equivocó?
Por lo general siempre nos enorgullecemos por los conocimientos nuestros, la experiencia y de permanecer fiel a las creencias y opiniones que hemos construido alrededor de lo logrado.
Es una actitud que tiene sentido en un mundo estable, sin embargo vivimos regidos por la ley de la entropía donde todo tiende a moverse, a cambiar, estos cambios van a toda velocidad y es ahí donde resulta necesario dedicar tanto tiempo para pensar como para replantear.
Reconsiderar es un conjunto de habilidades, pero también es una actitud, ya tenemos muchas herramientas mentales es solo cuestión de sacarlas y quitarles el óxido.
En un mundo que cada vez la información es más rápida y mayor, es necesario comprender que hay momentos para cuestionarnos en cuanto a lo que creemos, cuando nos aferramos a nuestras creencias estas suelen volverse extremas y por lo general más arraigadas.
Siempre buscamos una segunda opinión frente a un diagnóstico médico, pero en cuanto a nuestras opiniones y conocimientos muchas veces preferimos sentirnos bien y en lo correcto.
En la vida cotidiana debemos realizar nuestros propios diagnósticos sin la ayuda de nadie, debemos decidir con quien casarnos, con quien asociarnos, a quien contratamos.
Pero debemos también tener la costumbre de reconsiderar replantearnos las cosas por nuestra cuenta.
Una década antes de convertirse en el gran pionero de los smartphones Mike era considerado un prodigio de la ciencia.
Durante la escuela apareció en los periódicos locales, ganó premios y reconocimientos, cuando creo BlackBerry nada conseguía impresionarlo de verdad hasta que en el 2007 quedó sorprendido por la potencia de cálculo que escondía el primer iPhone.
“Han metido una Mac en esta cosa”
Lo que Mike hizo a continuación fue quizás el inicio de su caída.
Mientras las ventas de iPhone se disparaban, Mike seguía creyendo en las cualidades que había convertido a BlackBerry en una sensación. Estaba convencido que la gente quería un dispositivo para enviar correos electrónicos y recibir llamada de trabajo y no un computador de bolsillo con aplicaciones orientadas al entretenimiento.
Sus ingenieros lograron desarrollar un explorador pero el seguía empeñado en que eso le agotaría la batería rápidamente y saturaría el ancho de banda.
No puso a prueba las hipótesis alternativas.
Cuando sus colegas le presentaron la posibilidad de realizar mensajes de texto encriptados, Mike se mostró receptivo pero no completamente satisfecho.
a pesar de su increíble talento para reinventar el diseño de los dispositivos electrónicos, no parecía tener la misma predisposición para reconsiderar el mercado para su criatura.
Aquí la inteligencia no fué ninguna bendición, pudo haber sido una verdadera maldición.
A mayor inteligencia, mayor es el golpe.
La capacidad intelectual no garantiza tu destreza mental.
Por más inteligencia que tengas si careces de unos buenos motivos para cambiar de opinión, vas a perderte de muchas oportunidades de pensar las cosas otra vez..
Los estudios indican que entre mayor sea tu puntuación en los test de inteligencia, mayor es tu probabilidad de que te creas ciertos estereotipos, ya que eres mucho más ágil reconociendo ciertos patrones teóricos.
(https://psycnet.apa.org/record/2017-31437-001)
En el caso de BlackBerry, Mike Lazaridis estaba atrapado en un ciclo de autosuficiencia.
El orgullo que sentía por el éxito de su invento le había conferido demasiada seguridad en sí mismo.
Este fenómeno podía apreciarse con total claridad en su preferencia por el teclado frente a la pantalla táctil.
Era una de las virtudes de BlackBerry que más le gustaba predicar, y uno de los vicios de Apple que no dudaba en fiscalizar.
Mientras las acciones de su empresa bajaban de precio, Mike se quedó atrapado en los sesgos de confirmación y deseabilidad, y fue víctima de la validación que recibía de sus admiradores.
«Es un producto icónico. Lo usan las empresas, lo usan los líderes, lo usan los famosos», dijo del BlackBerry en 2011.
En 2012, el iPhone ya se había quedado con una cuarta parte del mercado mundial de smartphones, pero Mike aún se oponía a la idea de teclear sobre un cristal.
«No lo entiendo. El teclado es una de las razones por las que compran BlackBerrys», dijo en una reunión de la junta, mientras señalaba un smartphone con una pantalla táctil.
El pasador, y el impostor.
La ignorancia engreda confianza con más frecuencia que el conocimiento.
Charles Darwin
Todos tenemos ángulos muertos en nuestros conocimientos y opiniones.
La mala noticia es que pueden dejarnos ciegos ante nuestra propia ceguera, lo que nos reviste de una falsa confianza en nuestros juicios y nos impide reconsiderar la situación.
La buena noticia es que, con la clase de confianza adecuada, podemos aprender a analizarnos con claridad y actualizar nuestras opiniones.
Cuando sacamos el carné de conducir, nos enseñan a identificar los ángulos muertos y a suprimirlos con la ayuda de espejos y sensores.
En la vida, como nuestro cerebro no viene equipado con estos accesorios, tenemos que aprender a detectar nuestros ángulos muertos cognitivos y revisar, en consecuencia, nuestros procesos de razonamiento.
Seguro que conoces a algún aficionado de fútbol que está convencido de que sabe más que el entrenador que se sienta en el banco.
Es el síndrome del pasador, en que la confianza supera con creces la competencia.
Lo contrario al síndrome del pasador es el síndrome del impostor, cuando la competencia supera con creces la confianza.
Piensa en esas personas que conoces que creen no merecer el éxito que tienen.
No son para nada conscientes de lo inteligentes, creativas o seductoras que son y por más que lo intentes te resulta imposible conseguir que reconsideren o replanteen sus percepciones.
La inteligencia no define tu nivel de conciencia, cuando estamos en situaciones donde ponemos a prueba nuestras creencias, y estas están relacionadas con nuestra experiencia y nuestra confianza debemos manejar un nivel de flexibilidad rígida, ( de esto ya hemos hablado en anteriores publicaciones ).
Ahora bien, entendiendo estos dos síndromes, podemos ver como el exceso de confianza en referencia a nuestras verdaderas habilidades nos pueden pasar una mala jugada, incluso cuando somos unos genios y hemos obtenido grandes y significativos resultados.
Por el contrario cuando nuestras habilidades exceden nuestra confianza, nos sumergimos en una serie de sensaciones que no nos dejan ver nuestro verdadero potencial.
En el primero eres mentalmente ciego y no puedes identificar tu incapacidad. En el otro eres mentalmente ciego y no logras identificar tu capacidad.
Ruido externo, ruido interno.
El ruido no es bueno ni malo, depende de las circunstancias del momento podemos potenciar nuestro accionar.
Ejemplos de ruido externo:
Lo que dicen los demás.
Lo que piensan de tu proyecto.
Las opiniones, las noticias, las redes sociales.
Tus familiares cercanos.
Ejemplos de ruido interno:
Tus dudas, tus creencias, tus opiniones.
Tus inseguridades, tus emociones.
Bien si tenemos ambos ruidos a la hora de manejar situaciones donde sabemos debemos actuar para disminuir los efectos de la no acción es importante manejar dos habilidades muy importantes, la humildad y la confianza, juntas forman lo que llamamos la confianza humilde.
Así es, si queremos estar en medio, y no sufrir el síndrome del impostor o el síndrome del pasador, el camino a recorrer es la humildad.
Muchas veces la humildad se malinterpreta.
No consiste en tener poca autoestima.
humildad en latín significa “de la tierra”
Consiste en tener los pies sobre el suelo, reconocer que tenemos defectos y que cometemos errores.
La confianza es una medida de la seguridad en uno mismo.
Es distinto de tener seguridad en los propios métodos.
(https://search.gesis.org/publication/zis-Eden2001Means)
Es distinto de tener confianza en tu capacidad para alcanzar un objetivo en el futuro, mientras conservas la humildad necesaria para cuestionarte si dispones de las herramientas adecuadas en el momento presente.
Ese es el punto óptimo de confianza.
La arrogancia nos ciega cuando estamos absolutamente convencidos de nuestras capacidades y estrategias.
Pero la duda nos paraliza cuando nos falta la confianza en ambos aspectos.
Los complejos de inferioridad pueden llegar a consumirnos cuando conocemos los métodos adecuados, pero no cuando amos en nuestra capacidad para llevarlos a cabo.
En realidad, queremos llegar a un punto de confianza humilde: tener fe en nuestras capacidades mientras admitimos que quizás desconocemos la solución correcta o que ni siquiera estamos abordando el problema adecuado.
Esta actitud nos genera las dudas necesarias para re examinar nuestros viejos conocimientos y la confianza suficiente para buscar nuevas ideas u puntos de vista.
La confianza humilde también se aprende.
Esa confianza humilde no solo abre nuestras mentes al proceso de reconsiderar las cosas, también mejora la calidad de nuestras reflexiones.
Cuando los adultos tienen la confianza necesaria para reconocer lo que no saben, prestan más atención a la veracidad de las pruebas y dedican más tiempo a leer otros materiales que contradicen sus opiniones.
Ventajas o beneficios del síndrome del impostor:
Sentirse como un impostor puede aportarnos la motivación necesaria para trabajar más y mejor.
Cuando no creemos que vamos a ganar, no hay nada que perder si reconsideramos nuestra estrategia.
Sentirse como impostor nos obliga a adoptar la actitud propia de un principiante.
Sentirse como un impostor puede mejorar la capacidad de aprendizaje, tener ciertas dudas sobre nuestras capacidades y conocimientos nos hace bajar del pedestal y nos obliga a buscar otras opiniones y las perspectivas de otras personas.
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Nospi.
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